‘Canales de la Muerte’ es una iniciativa de la Fundación Artemisan que estudia iniciar acciones judiciales contra los titulares de esas infraestructuras

J. Zengotitabengoa
La agónica muerte que sufren los miles de animales que cada año caen en los canales de agua que salpican la geografía, ha llevado a la Fundación Artemisan a iniciar una campaña para intentar poner freno a esa situación. A la iniciativa se ha sumado la Asociación Española del Corzo (ACE) que lleva más de dos años recopilando información em torno a esa problemática.

Con la campaña denominada ‘Canales de la muerte’, la Fundación Artemisan pretende “alertar y sensibilizar sobre la precaria situación en la que se encuentran diversos canales en toda España”, que propicia una muerte por ahogamiento con gran sufrimiento de miles de animales, según sostiene Luis Fernando Villanueva, director gerente de esa entidad centrada en promover la gestión y conservación de especies de fauna y flora.

Mediante esta iniciativa Artemisan pretende concienciar sobre “una situación de la que todos somos conscientes, pero de la que es necesario sensibilizar a la sociedad”, ya que son miles los corzos, jabalíes, perros, mustélidos e incluso perdices que mueren cada año ante la imposibilidad de abandonar el cauce debido al diseño y a las características de esas infraestructuras.

Tan solo en un tramo de cinco kilómetros del Canal de Navarra, a la altura de Tafalla, miembros de la ACE contabilizaron el año pasado más de 80 corzos muertos, según señala Florencio Markina, presidente de la ACE y doctor en Ciencias Biológicas, zoólogo y responsable de Aran Servicios Medioambientales.

Las causas por las que los animales caen a este tipo de trampas se debe a que las infraestructuras han sido construidas en zonas de paso naturales de los animales o en el hecho que se acercan a beber y cuando caen no pueden salir. De hecho, el mayor número de ahogamientos se dan en primavera “cuando, en el caso de los corzos, los machos expulsan de su territorio a los ejemplares más jóvenes”, según señala Markina, y verano “cuanto los animales van en busca de agua”, según apunta Villanueva.

Acciones judiciales

Para intentar poner freno a esta situación que afecta sobre todo a los ungulados debido a la morfología de sus pezuñas, Artemisan ha creado un sencillo formulario de recopilación de información que está accesible a través del enlace https://forms.gle/HKKmFPWsmJYw2SSy6. Con esos datos se pretende realizar un mapa que determine la ubicación de tramos peligrosos y de puntos negros.

Aquellas personas que dispongan de información sobre canales en los que se esté dando esta situación, pueden responder a unas sencillas preguntas para documentar y estudiar cada caso y quienes dispongan de imágenes o vídeos puede enviarlas al correo electrónico prensa@fundacionartemisan.com.

Estos recursos pueden servir también para iniciar las actuaciones judiciales contra los responsables, ya que esa es una de las medidas que Artemisan está analizando ante la omisión de cualquier tipo de actuación por parte de los responsables de las infraestructuras.

La ACE ya llevaba un par de año recopilando datos sobre esta situación, en concreto en el Canal del Tajo así como en el Canal de Navarra, en este caso a través de la sociedad de cazadores de Tafalla, y ha realizado denuncias ante los responsables de esas instalaciones, aunque “no pensábamos ir más allá porque carecemos de recursos para ello”, apunta Markina.

Tanto desde Artemisan como desde la ACE consideran que “el abandono de canales y la falta de mecanismos adecuados” para evitar este tipo situaciones debe ser subsanada por sus responsables. De hecho, lanzan diversas propuestas que podrían evitar tanto la muerte como el sufrimiento de los animales que caen a los canales, aunque Villanueva lamenta que las actuaciones solo llegarán “si las especies afectadas están protegidas, como sería en el caso de linces o de lobos, y preocupa menos que en la mayor parte de los casos se trate de especies cinegéticas”.

Alternativas

Entre las ideas sugeridas para evitar ese tipo de situaciones proponen la instalación de rampas, que pueden ser de hormigón, o de madera para abaratar costes, que se podrían ubicar en ambas márgenes de las zonas de paso y que estarían apoyadas en una especie de boyas.

Villanueva apunta que elementos de ese tipo de dimensiones más reducidas “ya se están utilizando con especies menores de acuáticas”, mientras que Markina señala que elementos similares también se utilizan en alguna zona del Canal de Navarra, aunque deberían situarse en las zonas de paso de los animales.

También la colocación de algún tipo de mallazo en determinadas zonas de las paredes de los canales puede evitar que los animales se escurran cuando intentar salvarse o la colocación de bebederos junto a los pasos negros, podrían contribuir en solucionar la mortalidad debido a la imposibilidad de salir del canal.

Aunque tanto Villanueva como Markina coinciden en señalar que el vallado perimetral de los canales para evitar el acceso de los animales y el establecimiento de pasos concretos para facilitar su tránsito puede resultar la actuación más eficiente, ambos coinciden en reconocer que los titulares de los canales no están dispuestos a acometer ese tipo de labores porque se trata de “una medida económicamente muy cara”.