Cada vez que se produce un gran incendio, multitud de organizaciones, grupos y asociaciones se lanzan a rentabilizarlo. Todos pretenden sacar tajada de la catástrofe culpando a la Administración por no hacer bien su trabajo, lanzando acusaciones indiscriminadas…pero nunca nombres, hablando de intereses bastardas, pidiendo ayudas o subvenciones y por supuesto, exonerándose ellos mismos.

En eso se ha convertido un incendio forestal, en una oportunidad de intereses bastardos para todos.

La caza, este sector blanco de la ira de muchos, no está fuera de la polémica sino todo lo contrario y hemos tenido el reciente ejemplo del incendio iniciado en la Garganta de los Infiernos y que ha afectado al Valle del Jerte y a la Vera del que rápidamente y sin prueba alguna se ha responsabilizado a la caza de forma general e incriminatoria para solaz de los detractores de la actividad cinegética.

¡Qué gran oportunidad de volver a la carga contra la caza y los cazadores!

Por otro lado, negar que se producen incendios intencionados por intereses de personas relacionadas con la caza ya sean propietarios, gestores o cazadores es absurdo y sería ponernos una venda que perjudicaría al propio sector cinegético.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación elabora un documento analítico por decenios de los incendios forestales (ver gráfico).

Por tanto, y según fuentes oficiales, la caza está relacionada con el 3,2% de los incendios intencionados, lo que nos tiene que servir para luchar contra estas prácticas, que pueden ocasionar un daño incalculable a las especies cinegéticas. Que a nadie se le olvide, que la primera consecuencia de la destrucción del medio vegetal durante un incendio, es la muerte directa de la fauna que lo habita, o indirectamente por la desaparición de su alimento.

Sin duda, es importante reducir el número de incendios, pero lo es aun más evitar que se extienda sin control, arrasando miles de hectáreas. Y para ello se tendría que abordar de una forma definitiva la transformación que el mundo rural necesita, para volver a una posición de rentabilidad y aprovechamiento.

En cualquier caso y regresando a la caza y los incendios, nos encontramos ante graves acusaciones por parte de determinados colectivos, que achacan a la caza la causa de los reiterados incendios forestales que año tras año asolan la parte norte de la provincia de Cáceres. Esto no debe de continuar así, primero por la propia necesidad de conservar nuestro patrimonio natural y segundo porque criminaliza a todo un sector que lleva años evolucionando hacia un modelo de caza sostenible y en equilibrio con la naturaleza. Todos exigimos responsabilidades.

Escrito por MANUEL GALLARDOVICEPRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN EXTREMEÑA DE CAZA

Fuente. hoy.es