Los representantes de las cuadrillas de caza mayor de Álava proponen dejar de controlar especies de caza mayor de forma indefinida ante la imposibilidad de hacer frente a los daños producidos por estos ungulados en las explotaciones agropecuarias.

Una ley injusta que les imputa todos los perjuicios ocasionados por las especies cinegéticas, y un creciente ataque hacia su actividad, impulsada interesadamente desde algunos sectores sociales, están provocando la desaparición de muchas cuadrillas de caza víctimas del desánimo y la imposibilidad de hacer frente a los gastos de las indemnizaciones por daños.

La necesidad de control de las especies de caza mayor, reconocida por todos los expertos en conservación, está pesando como una losa sobre los cazadores que ven como una actividad de carácter recreativo se está convirtiendo en una obligación, con unos niveles de exigencia y responsabilidad difíciles de mantener por un colectivo cada vez más envejecido y denostado.

Por ello proponen un cese total de la actividad (incluido el control de daños durante la primavera y el verano) hasta que las Instituciones y la Sociedad no tomen conciencia de la importancia de su labor en beneficio de la conservación del medio natural.

Exigen cambios legislativos que les liberen de la de las indemnizaciones por los daños provocados por las especies de caza mayor y una simplificación de la burocracia que les permita desarrollar el control de las especies con las suficientes garantías y sin tediosas trabas administrativas.

Entre las principales reivindicaciones del colectivo se pueden citar:

  • Cambios legislativos urgentes que exoneraren de la responsabilidad por daños a los adjudicatarios de los aprovechamientos cinegéticos de los terrenos. A cambio, existe un compromiso de seguir realizando todas las acciones necesarias encaminadas al control de estos daños en lo que al control de las poblaciones se refiere.
  • Defensa pública de la actividad cinegética y de su valor de conservación de la naturaleza en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente entre los colectivos infantiles y juveniles.
  • Difusión entre las fuerzas de seguridad de los métodos y valores de la actividad cinegética de forma que se conviertan no sólo en vigilantes de la legalidad sino en colaboradores del buen desarrollo de las cacerías.
  • Desarrollo de líneas de subvenciones dirigidas al fomento de las medidas preventivas de daños en las explotaciones agropecuarias, una mayor planificación del territorio en materia agraria y una mayor sensibilización del sector primario con el papel que los cazadores cumplen en el control de las especies causantes de daños.
  • Prioridad de las cacerías de control frente a otras actividades recreativas y deportivas desarrolladas en el medio natural del Territorio.

De seguir las cosas como hasta ahora, el cese de la actividad es la única alternativa para los cazadores con los graves perjuicios que ello conllevaría para el sector primario, para la seguridad en las carreteras y para la propia conservación de las especies.