No hay duda de que la contaminación , el cambio climático, la situación de los hábitats naturales y la extracción de ejemplares afectan a las poblaciones de trucha. Gipuzkoa no es una excepción pese a la creciente concienciación de los pescadores. De hecho, la situación es tan critica a juicio de la Federación territorial de pesca, que las señales de auxilio tipo SOS han comenzado a utilizarse sin que sean entendidas como una exageración.

Esta realidad mantendrá el carácter restrictivo de la nueva orden de veda y añadirá algún tramo donde no se podrá pescar, como el que va desde la cabecera de Zelai al coto de pesca sin muerte. “No queda otro remedio si queremos salvaguardar las poblaciones que tenemos y si queremos seguir disfrutando de nuestra afición en un futuro”, proclama su vicepresidente, Patxi Amantegi.

Como ya ocurriera en 2014, el período hábil de pesca volverá a acortarse este año, prolongándose del 5 de abril al 31 de julio. “La temporada general arrancaba antes en marzo, el Día del Padre, pero ahora es el primer domingo de abril”, explica Amantegi.

Sin embargo, en los cotos de pesca sin muerte de Araxes, Zelai, Leizaran I y Leizaran II el calendario se adelantará al 15 de marzo. También habrá períodos especiales en los embalses Urkulu, Lareo y Arriaran, y los tramos de pesca sin muerte de los ríos Oria, Oiartzun, Urumea, Santiago, Zelai, Urola e Ibaieder. En ellos se permitirá la pesca hasta el 30 de septiembre.

El cupo de truchas que podrán capturarse seguirá siendo de tres ejemplares por pescador y día, un límite que a Amantegi le parece “una barbaridad”. De ahí que apele a la responsabilidad de los aficionados para que no se las lleven a casa. “Aunque sea legal –puntualiza-, es moralmente discutible a la vista de lo degradados que están los hábitats.

Vinculado a la Federación desde hace una década, Amantegi admite no haber conocido un momento tan bajo para las poblaciones de trucha “como el que estamos viviendo ahora”, a pesar de la cada vez mayor sensibilización de los pescadores. “Cada año es peor, no hay manera de recuperar”, insiste.

Por todo ello, desde la Federación gipuzcoana de Pesca se van a seguir impulsando actividades que incidan en la concienciación y educación de los pescadores. En este sentido van a poner en marcha la Escuela de Andoain y quieren desarrollar en verano actividades para chavales en los pantanos, “que están infravalorados”.

Al pescador oñatiarra Iker Novoa, responsable de pesca continental de Adecap Gazteak, también le preocupa el gradual descenso de las poblaciones de trucha, aunque tiene una visión sensiblemente más optimista. “Es verdad que la situación de los ríos no es la mejor, con hábitats y caudales muy pobres, pero es algo mejor que la de provincias limítrofes

En todo caso, y pese a ser consciente de la incidencia que también puede tener la pesca en esa realidad, Novoa cree que no se ataja el problema principal: la salud de los ríos.
“Sufren muchas agresiones y no solo los ríos, sino la cuenca en sí”. Es por este motivo por el que pide a mla Diputación que tome “medidas urgentes” para mejorar los hábitats y “se deje de parcheos”.

En lo que respecta a la temporada que está a punto de comenzar, el responsable de Adecap espera en primer lugar que la climatología sea más favorable, “porque con las últimas riadas no podríamos ni pescar”. Le gustaría, además, que la nueva orden de vede modifique el tamaño de los anzuelos que se utilizan como cebo natural porque “cuanto más grandes sean, más dañan a la trucha y más complican que pueda ser pesca sin muerte”.